2 Corintios 2:1 al 17 La Palabra de Dios no fue escrita para entristecernos ante el pecado. Al contrario, fue escrito para despertarnos a la verdad y liberarnos de la esclavitud del pecado. Perdonar a quienes nos hacen daño, incluso si no vivimos con ellos, es un arma importante para evitar que Satanás acceda a nuestras emociones. Así, podemos exhalar el aroma de Cristo, el perfume de su palabra de vida, y no el olor de la muerte.

